El anime está en su mejor momento… pero su industria se está desmoronando

Desde fuera, el anime parece estar viviendo su época dorada: series que rompen récords, películas que dominan la taquilla y plataformas de streaming que apuestan fuerte por este fenómeno global. Pero detrás de todo este brillo, la realidad es mucho más oscura.

Salarios miserables, jornadas de trabajo interminables y pagos retrasados son el pan de cada día para quienes dan vida a estas historias. La actriz de voz Yumiko Shibata, de 60 años, reveló en un reportaje de Bloomberg que tuvo que trabajar en clubes nocturnos durante años para poder subsistir. Hoy, además de seguir en la industria, limpia casas para poder llegar a fin de mes.

Y no es la única. Los animadores jóvenes apenas ganan unos 13 mil dólares al año, muy por debajo del salario promedio en Tokio. Muchos trabajan sin contrato fijo y, en el peor de los casos, pasan meses o incluso años sin recibir un solo centavo.

La situación es tan grave que la ONU intervino en 2023, denunciando explotación laboral y condiciones de trabajo inhumanas en la industria del anime. En respuesta, Japón aprobó una ley para garantizar pagos en un máximo de 60 días y contratos más claros. Sin embargo, en la práctica, poco ha cambiado.

Mientras los estudios de animación luchan por sobrevivir, las grandes productoras y comités de producción se llevan la mayor parte de las ganancias sin haber dibujado un solo cuadro. ¿El resultado? Un modelo de negocio insostenible donde quienes realmente crean el anime reciben migajas.

En Hollywood, los sindicatos lograron mejoras salariales con huelgas que paralizaron la industria. En Japón, en cambio, el miedo al veto impide a los trabajadores exigir sus derechos. Prefieren ser explotados antes que arriesgarse a quedar fuera del negocio.

Pero la presión está aumentando. La falta de mano de obra en Japón y el avance de la inteligencia artificial obligarán a las empresas a mejorar las condiciones laborales si quieren retener talento. Además, países como Filipinas y China están atrayendo a los mejores animadores con ofertas mucho más justas.

La gran pregunta es: ¿cuánto más podrá sostenerse una industria construida sobre la precariedad antes de colapsar?

Fuente: Bloomberg

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